Muchas de las enfermedades más frecuentes de los peces de acuario están causadas por microorganismos que existen en animales sanos.
Un sistema inmunológico activo mantiene a raya las infecciones sin permitir que les ataquen. Pero cuando ocurre alguna situación que estrese a los animales (cambios de hábitat, nutrición inadecuada, mala calidad del agua, convivencia indeseable con otras especies...), se reducen las defensas del pez y aumentan las posibilidades de enfermar.
La mayoría producen síntomas externos, que detectaremos si observamos atentamente a cada individuo. En general son síntomas de enfermedad: aletas deshilachadas, ojos opacos, no brillantes, heridas, úlceras o manchas en piel, nadar torpe, desorientación, inapetencia... De ahí la importancia de dedicar todos los días unos minutos a la vigilancia del acuario.
Algunas de las más comunes son...
PUNTO BLANCO: La ichthyophthiriasis es una infección producida por la invasión del protozoo (parásito) Ichthyophthirius multifilliis, que se alberga por cantidades sobre el cuerpo o aletas de los peces. Este produce una ampolla blanca en la piel del pez, el cual tenderá a frotarse en todos los elementos del acuario expandiendo la enfermedad. El tratamiento consiste en elevar la temperatura a unos 30 ºC, matando así los ejemplares nuevos del protozoo. También se deben ocupar los tratamientos específicos contra el ich disponibles en tiendas especializadas. Existen en el mercado medicamentos muy adecuados para la recuperación, y principalmente para dotar al agua del acuario de defensas que eviten la propagación en el resto de la población. Se debe actuar con rapidez puesto que esta enfermedad afecta con mayor fuerza a otras especies de agua fría.
HIDROPESÍA:Su origen puede ser bacteriano o vírico, desencadenado por mala calidad del agua. Los síntomas son muy evidentes, encontraremos al pez exageradamente hinchado y escamas erizadas. Aunque no tiene un tratamiento específico se suele colocar el animal en agua en buenas condiciones y añadir antibióticos.
PODREDUMBRE DE ALETAS: Es una infección bacteriana (frecuentemente mixta, con varias bacterias implicadas). Los síntomas se evidencian en los bordes de las aletas, que se engruesan y se ponen blancuzcos, se van acortando hasta terminar con toda la aleta. El tratamiento es con antibióticos, sin éxito asegurado.
COLUMNARIS: Es una enfermedad bacteriana, hay que poder diferenciarla del ataque de hongos. Los síntomas que presenta durante la incubación el pez consisten en un comportamiento anormal, pareciendo que baila. Luego aparecen puntos blancos que conforme se extienden dan aspecto terroso a toda la piel (como con fango). Afecta sobre todo a la boca con aspecto algodonoso, lanoso como si fuera un hongo. Es muy contagiosa pero con antibióticos suele solucionarse.
ICTIOSPORIDIOSIS: Es un hongo microscópico, el Ichthyosporidium hoferi. Los sintomas son: piel con aspecto de “papel de lija”, que también afecta a órganos internos, desequilibrios al nadar, inapetencia, deformaciones óseas, enflaquecimiento (confundible con la tuberculosis). Esta enfermedad es muy peligrosa y el tratamiento a menudo no resulta eficaz.
PARÁSITOS (gusanos): Sos los trematodos: Dactylogirus, Gyrodactilus, etc. En general los peces tienen aspecto “turbio” y se rascan la piel con las rocas, etc. Algunos de los gusanos son visibles a simple vista, como hilitos pegados al cuerpo de pez, otros son minúsculos y se fijan al interior de las branquias evitando la respiración del animal. El tratamiento normalmente es fácil y eficaz mediante productos específicos.
AFECCIONES VEJIGA NATATORIA: Puede producirse por cambios bruscos de temperatura, infección bacterianas y alteraciones genéticas. La causa más habitual es una alimentación incorrecta con una dieta monótona, poco nutritiva, de baja calidad, que le produce bloqueo intestinal que afecta a la función de la vejiga. Uno de los síntomas es cuando el pez flota en la superficie y se desplaza a por la comida con mucha dificultad. A veces vuelve a hundirse y nadar pero a los pocos días repite el episodio de flotación. El tratamiento consiste en cuatro días de ayuno (para limpiar intestinos), añadir sal al agua y si todo va bien, comenzar una buena y variada dieta.
Tras el tratamiento de cualquier enfermedad deberemos poner carbón activo en el sistema de filtraje para que elimine los restos de medicamento del agua. Por esa misma razón, si nuestro filtro funciona normalmente con carbón, lo retiraremos del mismo durante los días que se prevea la duración del tratamiento.
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