22.10.07

ZOONOSIS: TRANSIMISION DE ENFERMEDADES.

Entre los animales domésticos y el hombre es deseable que se establezcan lazos de unión, por eso se comparten alegrías, momentos de felicidad, juegos y sentimientos. Lo malo es cuando se comparten aspectos menos beneficiosos como son las enfermedades. La zoonosis es la palabra que sirve para definir todo el catálogo de males que pueden ser transmitidos de un animal a un hombre y viceversa.
A pesar del riesgo para nuestra salud que puede significar tener una mascota en casa, lo cierto es que con prevención, educación, información y con visitas regulares a un profesional veterinario, no tenemos nada que temer. Para que la experiencia de compartir nuestro hogar con un perro, un gato, un hámster o cualquier otro animal no se convierta en un peligro, resulta esencial que vacunemos a nuestras mascotas y que sepamos cómo actuar ante determinados síntomas.


Ejemplos de zoonosis

Las zoonosis deben ser especialmente controladas en aquellos sectores de población con mayor tendencia, es decir, niños, ancianos, personas que trabajan contínuamente rodeados de animales (agricultores, ganaderos, personal de mataderos, veterinarios, etc.) y, en general, todos aquellos individuos que no tengan un sistema inmunológico en plenas facultades.
Actualmente hay descriptas más de 200 enfermedades de carácter zoonótico que pueden llegar a ser padecidas por el ser humano. He aquí una lista en la que se recogen algunas de las más conocidas:


  • Quiste hidatídico: es una infección causada por el helminto Echinococcus granulosus. El hígado y el pulmón del niño se exponen a este riesgo al entrar en contacto con algún perro infectado, pero también se puede sufrir este quiste por ingerir verduras o beber agua contaminada por los huevos del parásito. La mejor solución es la prevención: un buen tratamiento de desparasitación y cumplir estrictamente el calendario de vacunación del cachorro.

  • Cenurosis: se trata de la Taenia multiceps, un parásito que, en estado adulto, puede estar presente en el intestino del perro. El contagio se produce si ingerimos alimentos contaminados por las heces del can, así que una buena higiene nos evitará el problema. Las larvas pueden desarrollarse igualmente en ovejas, cabras y otros animales herbívoros.

  • Toxocariasis: existen dos larvas de dos especies de helmintos que actúan como parasitarias del perro (Toxocara canis) y del gato (Toxocara cati). El hombre sólo se infecta de forma accidental y origina en éste granulomas en diversos tejidos.

  • Coriomeningitis linfocitaria: esta infección benigna, tiene lugar por acción de un virus, cuyo reservorio es el Mus musculus o ratón común. A pesar de que éste es el huésped más frecuente del virus, también se han descrito casos donde el huésped es un hámster, un cobaya e, incluso, un perro. Este tipo de infección puede derivar en problemas de salud graves como puede ser una meningitis, pero también en leves, como una gripe.

  • Rabia: tal y como hemos comentado, la prevención es vital y la vacuna contra la rabia es uno de los primeros aspectos que tenemos que respetar si queremos evitarnos molestias futuras. Actualmente, la rabia está muy controlada gracias a la vacunación dentro de los países desarrollados. Esta enfermedad ataca especialmente a los mamíferos carnívoros. Los pasos que siguen a la infección son la irritación del sistema nervioso central, la parálisis y, por último, la muerte. El virus que la desencadena puede llegar a nosotros tras la mordedura de un perro y el consecuente contacto entre nuestra sangre y la saliva del perro rabioso.

  • Muermo: el contagio de esta enfermedad se produce por medio del Pseudomona mallei, localizado en asnos, mulos, caballos, etc. por lo que no es una enfermedad extendida. Son los ganaderos y las personas que se dediquen a la cría de equinos los que tienen que estar más prevenidos.

  • Leptospirosis: al igual que ocurre con la rabia, siempre que se cumplan las vacunaciones caninas, el peligro no existe. En los países donde la vacunación está plenamente extendida, los casos de perros portadores de esta enfermedad son prácticamente nulos.

  • Fiebre botonosa: se trata de una enfermedad endémica con gran extensión en los países que baña el mar Mediterráneo. La causa es la Rickettsia conorii, ubicada en las garrapatas del perro, que actúa como huésped de la misma. Puede darse el caso accidental de que el hombre sea huésped al entrar en contacto con un perro infestado de garrapatas o bien, que la garrapata le pique simplemente estando en el suelo. No obstante, ésta es una prueba de lo fundamental que resulta un tratamiento antiparásitos.

  • Fiebre Q: esta enfermedad está extendida universalmente y su causa se halla en una bacteria que lleva por nombre Coxiella burnetii. Su proceso es endémico pero puede darse en brotes epidémicos. Esta bacteria puede utilizar como reservorio casi cualquier animal de compañía, desde el perro hasta el gato, y también otros animales como la vaca, la oveja, la cabra, el conejo, etc.
  • Enfermedad por arañazo de gato: como su propio nombre indica, es el gato el animal que transmite esta enfermedad. En las uñas de los gatos puede encontrarse una bacteria que, al arañarnos, podemos contraer. Así pues, la higiene vuelve a ser nuestra mejor aliada en este tipo de casos.


El miedo a la toxoplasmosis

Esta infección, en la que el parásito es el protozoo intracelular Toxoplasma gondiia, es aún en nuestros días un mal pendiente de erradicar. El huésped de este terrible parásito es el gato. El ser humano puede ser víctima de la toxoplasmosis cuando se ingieren alimentos poco hechos o crudos. La comida puede estar infectada por heces de gato o de roedor. En estos casos, estaremos ante una toxoplasmosis adquirida.
Las embarazadas deben prestar especial cuidado si conviven con un gato ya que la transmisión de la toxoplasmosis por medio de la placenta deriva en la toxoplasmosis congénita. Deben hacerse una serología para toxoplasma y continuar con las precauciones aunque el resultado sea negativo.
La rapidez en la detección de la infección durante la gestación, puede poner en marcha a tiempo los mecanismos para su tratamiento.



LO ESENCIAL ES LA PREVENCIÓN: EL CHEQUEO CONTINUO DE NUESTRAS MASCOTAS Y TOMAR LAS CORRECTAS MEDIDAS DE HIGIENE GENERAL.


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