La oficina funciona en el centro de la ciudad y el predio está ubicado en el ejido de Aldea María Luisa. La Comuna local carece de legislación específica que regule la actividad. En 2005 ingresó un proyecto de ordenanza, pero quedó en el camino.
En octubre pasado, el proyecto empezó a dar sus primeros pasos. Se trata del primer cementerio privado de mascotas habilitado oficialmente. Con la iniciativa, los promotores pretenden ofrecer un servicio a la ciudad, considerando dos aspectos: los sentimientos de los dueños de los animales y el cuidado del medio ambiente. Para el primero, Liliana Altamirano y Eduardo Reggi —titulares del emprendimiento— buscan brindar un lugar “digno” para el entierro de la mascota y, en cuanto al segundo punto, aseguran que el adecuado procedimiento de la disposición final de los cadáveres “protege la ecología”.
Con esos objetivos, además de los comerciales propios de la iniciativa privada, se habilitó un predio ubicado sobre el camino de ingreso a Sauce Pinto. Para llegar hay que tomar la ruta nacional 12, hasta el acceso a la localidad y recorrer unos 300 metros por calle de tierra.
El predio tiene espacio para alrededor de 600 parcelas, correspondientes a tres categorías establecidas, según el tamaño de los animales. Así, desde un pájaro pequeño hasta un perro robusto pueden recibir sepultura en una parcela individual, identificada mediante una placa y hasta con un epitafio, informó Reggi.
Una vez en el sitio, se cuentan aún pocas tumbas y el lugar, completamente desolado, parece en plena tarea de parquización. Es que el sector está rodeado por árboles y vegetación propia de la zona.
Ahora bien, la puesta en marcha de la iniciativa rememoró que la ciudad carece de legislación que regule la instalación y el funcionamiento de este tipo de actividad, por lo que los titulares solicitaron información sobre cómo proceder con los cuerpos al Colegio de Médicos Veterinarios de Entre Ríos.
INICIOS.
“La idea surgió porque vimos que en Paraná no había un lugar dónde enterrar las mascotas”, explicó Altamirano, quien seguidamente dijo que uno de los pasos previos fue encarar un estudio de mercado. “De la investigación saltó un montón de cuestiones: hay gente que directamente tira (el animal muerto) a la basura, otros los dejan a los costados de las rutas o en un baldío, sin ninguna medida de seguridad ni profilaxis”, apuntó. Además, ante la falta de espacios verdes en las casas —una característica creciente en los últimos años—, surge cada vez con más vigencia el dilema sobre qué hacer con los restos de la mascota. Y justamente esa demanda es la que buscan atender los titulares de la empresa, dijeron.
Con los resultados del trabajo, decidieron empezar a realizar los trámites de habilitación. Para eso acudieron a la Municipalidad de Paraná, donde se encontraron con que no existe una norma específica para la apertura y funcionamiento de cementerio de animales (ver recuadro). Las averiguaciones las iniciaron en la Comuna local, pues la oficina para atender los trámites administrativos funciona en calle Courreges 8, mientras que el predio está dentro del ejido de Aldea María Luisa. Para la puesta en marcha de la iniciativa, la Junta de Gobierno de la aldea extendió una autorización el 19 de septiembre pasado que, entre otros puntos, establece que el “emprendimiento debe cumplir con las normas establecidas por el Colegio de Veterinarios referentes a la sepulturas de los animales”.
CÓMO HACER.
Desde el Colegio de Veterinarios se delineó una serie de recomendaciones generales para el tratamiento de los cadáveres, consideraciones basadas en la experiencia de emprendimientos similares que funcionan en otros sitios, informó el veterinario Héctor Baigorria, presidente de la institución.
Por ejemplo, los cuerpos deberán ser recogidos por el prestador del servicio de enterramiento desde la casa o el consultorio verterinario y el personal a cargo de la tarea tendrá que estar provisto de vestimenta adecuada. Además, el cuerpo deberá ser trasladado en un vehículo acondicionado para tal fin y una vez en el cementerio, los restos deberán colocarse sobre una capa de cal viva, a uno 65 centímetros de la superficie.
Tomando como base esos consejos, Altamirano y Reggi informaron que así se presta el servicio: se busca el cuerpo del domicilio o la veterinaria, se transporta en un vehículo acondicionado y se realiza el enterramiento de acuerdo a los pasos indicados por el Colegio.
SIN LEGISLACIÓN
Hace cuatro años, ingresó al Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza para regular la creación y funcionamiento de cementerio de animales mascotas. La iniciativa --perteneciente al concejal Carlos Cuscueta (UCR)-- fue presentada en abril de 2005 y nunca registró avances en el cuerpo.
La iniciativa, ambiciosa en lo referente a las condiciones, menciona entre los fundamentos, el interés de personas y de entidades proteccionistas en la vida de los animales y también “en sus destinos cuando mueren”. Además mencionaba razones de índole educativa y sanitaria. Respecto de este último punto, expresa el texto que “es importante el destino de las mascotas sin vida” y además “tener registrada las causas de muerte” en salvaguarda de las personas y de los animales.
Tras ese intento, no se registraron otros. “No tenemos legislación vigente”, reafirmó Eduardo Jiménez, titular de la Dirección de Habilitaciones de la Comuna. Y explicó que hay rubros (cuya instalación y funcionamiento) no están regulados. Así las cosas, desde el área se afirmó que se extendió la habilitación comercial a la oficina que funciona en Courreges, mientras que el predio quedó exento del alcance municipal pues está ubicado fuera del ejido de Paraná.
PARA DESTACAR
Primero, oficial. Héctor Baigorria, presidente del Colegio de Veterinarios de Entre Ríos, dijo que el cementerio en cuestión sería el primero habilitado oficialmente, aunque hay veterinarias que prestan el servicio de enterramiento. Es que se trata de un servicio necesario, pues hay casos en los que no se sabe qué hacer con el cadáver y termina en una bolsa, en el Volcadero Municipal, relató
¿Cuánto cuesta? Los precios de las parcelas se corresponden a tres categorías, según el tamaño del animal. Para los más grandes —mascotas de 36 a 65 kilos—, las parcelas cuestan 663 pesos en un pago o 12 cuotas de 65 pesos. Para animales medianos —de 15 a 35 kilos—, en un pago 459 pesos o cuotas (12) de 45 pesos y para los más pequeños —de 1 hasta 14 kilos—, 306 pesos o 12 pagos de 30 pesos. Esos costos cubren el uso de la parcela durante un año, luego si el titular desea mantener la tumba deberá abonar un monto por gastos de parquización, se informó.
Fuente: www.eldiariodeparana.com.ar
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